Estás en un momento en el que quien has sido hasta este momento no funciona del todo bien. En ti se aviva la sensación de insatisfacción o de que algo no va del todo bien. Tu cuerpo empieza a manifestar disfunciones y no sabes el porqué. Has probado diferentes soluciones pero ves que no son eficientes. Algo te está diciendo que hay algo más que no estás comprendiendo.
“Mens sana in corpore sano”. Expresión que todo el mundo conoce pero que pocos se atreven a descubrir hasta que punto esta afirmación es verdad.
Todas las personas tenemos una máscara social que no corresponde del todo con nuestro yo interior. Reprimimos aspectos de nosotros mismos, por miedo al rechazo o la no pertenencia social. Pero esta máscara con el tiempo termina convirtiéndose en nuestra persona de cara al mundo externo. Por eso el psiquiatra suizo C.G.Jung lo denominaba persona. Y los aspectos que originariamente forman parte de nosotros pero que son reprimidos, no aceptables o que generan conflictos en el mundo externo, pasan a estar escondidos, por lo tanto en la sombra.
Nuestra incongruencia de ignorar y esconder partes de nosotros, genera tal estrés emocional, que nuestro cuerpo empieza a somatizar lo no expresado verbalmente en forma de síntoma físico. Sentimos algo que es modelado por nuestro pensamiento y adecuado a las normas sociales o familiares, todo ello para sentirnos aceptados o por no molestar a los demás. Acabamos haciendo aquello que está en contraposición a lo que sentimos. Esta represión es un choque emocional, que nos genera estrés y acaba en enfermedad. Cuanto más reprimimos la sombra, los efectos se convierten más intensos (más conflictos y enfermedades, o de más gravedad).
La mayoría de las veces no queremos renunciar a esa sensación de pertenencia social y tampoco queremos cambiar un apice de nuestra forma de ser, porque precisamente es lo que hemos aprendido desde pequeños y alimenta a nuestro ego.
Otras veces, no somos conscientes de nuestra incongruencia emocional, ya que llevamos ignorándolo durante muchísimos años.
Por tanto para llegar a la sanación del cuerpo a través de la mente, tendremos que aprender a observar nuestra conducta y nuestros discursos justificativos, en los momentos que afloran las emociones y terminan por apoderarse de nuestra persona. Porque las emociones están ligadas a nuestra sombra y afloran al exterior de forma inconsciente.
¿Qué situaciones defiendes?¿Qué es lo que no quieres cambiar bajo ninguna circunstancia? ¿Qué sentimientos afloran en los conflictos con las personas queridas?
Es un trabajo que requiere un entrenamiento mental, en el cual nos tenemos que posicionar como observadores de nuestras conductas, sentimientos, pensamientos y emociones.
Hacer conscientes nuestras incongruencias, excesos y creencias, nos permite liberarnos de ellas y de todo el estrés emocional que éstas suponen. Nos da la capacidad de reaccionar de formas más auténticas con nuestro yo más profundo.
Esto supone un conocimiento más afín a nuestra sombra, lo que nos genera tener que tomar una decisión que muchas veces se nos hace incómoda o que directamente no queremos atender. La gran mayoría de las veces queremos seguir actuando igual y solucionar el síntoma físico mediante medicamentos u operaciones. Con esto no quiero decir que esta solución esté mal. Muchas veces no somos capaces de poner solución a nuestras incongruencias y por lo tanto, la medicina convencional supone una solución efectiva a nivel corporal. Pero no nos engañemos. El conflicto de fondo sigue estando ahí, y seguirá reclamando a través de otros síntomas físicos su existencia. De hecho esos síntomas físicos darán solución a tu incongruencia emocional, no permitiéndote mover, ver, escuchar, digerir o aquello que tú no te permitas expresar de forma natural.
Hay una forma más holística de entender la salud. No solo como un cuerpo físico, sino como un conjunto de sistemas como son el físico, el energético, el emocional y el mental. Si todos ellos no se encuentran alineados, no podemos hablar de salud. Esta se puede mejorar, trabajando nuestro ser desde cualquiera de los sistemas mencionados, pero no hay que olvidar que cuanto más amplias sean nuestras búsquedas del equilibrio, más efectivo será reencontrar la homeostasis o dicho de forma más sencilla, el equilibrio natural de nuestro ser.
Si has llegado hasta aquí, es señal de que algo en ti resuena con lo que te estoy contando y que sientes la necesidad de encontrar solución psíquica y emocional a esa enfermedad que te está resultando una molestia y un problema.
Y si todo este camino es desconocido para ti, no te preocupes. Estás en el momento del despertar espiritual. El momento de encontrar respuestas y dar comprensión a lo que de verdad necesitas incorporar o recuperar en ti. Es un trabajo intenso pero gratificante.
Aprovecho para comunicarte que no estás solo. Es un camino que puedes transitar en solitario o acompañado. Y para eso existimos los acompañantes emocionales, espirituales o psíquicos.
Que tengas un buen camino y que encuentres la luz.